En un discurso contundente, Orbán declaró: “Não haverá orçamento europeu até recebermos o nosso dinheiro”. La Comisión Europea mantiene bloqueados al menos 10.000 millones de euros destinados a Hungría debido a preocupaciones sobre la independencia judicial, la corrupción y las libertades académicas en el país. Bruselas argumenta que Budapest solo ha cumplido la mitad de los 27 requisitos negociados para acceder a dichos fondos. La aprobación del presupuesto comunitario para el período 2028-2034 requiere la unanimidad de los 27 Estados miembros, lo que otorga a Orbán un poder de veto significativo. El primer ministro húngaro también aprovechó su discurso para criticar la postura de la UE hacia los Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, afirmando que Bruselas ha convertido al continente en "um adversário político" en lugar de un aliado, lo que, en su opinión, llevará a la UE a perder la "guerra comercial" con Washington. La postura de Orbán refleja una estrategia de confrontación continua con las instituciones europeas, utilizando su poder de veto como palanca para presionar por la liberación de fondos y defender su agenda política ultranacionalista.
