La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, afirmó que la membresía en la UNESCO "não é do interesse nacional", ya que la agencia promueve "causas sociais e culturais divisivas" y tiene un "enfoque desproporcionado" en una "agenda globalista". La admisión de Palestina como Estado miembro en 2011 ha sido un punto de fricción constante para Washington. El secretario general de la ONU, António Guterres, a través de su portavoz, expresó que "lamenta profundamente" la decisión, mientras que la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, la calificó de "lamentável", aunque previsible. Azoulay señaló que la contribución estadounidense representa solo el 8% del presupuesto total de la organización, que se ha fortalecido con donaciones voluntarias, por lo que no se prevén despidos. Esta acción es coherente con la política exterior de Trump, que durante su primer mandato también retiró al país de la OMS y del Acuerdo de París, decisiones que fueron revertidas por su sucesor, Joe Biden. La Casa Blanca ha indicado que su participación en organismos internacionales se centrará ahora en "promover os interesses americanos com clareza e convicção".
