Partidos de izquierda y diversas asociaciones han acusado al Gobierno de un "retroceso de 40 años" y de ceder a la agenda de la derecha conservadora. El Partido Socialista (PS) criticó la medida como "de extrema gravidade", mientras que la coordinadora del Bloco de Esquerda, Mariana Mortágua, envió una carta al ministro de Educación, Fernando Alexandre, con estudios sobre los "efeitos positivos da educação sexual", acusándolo de basarse en un "preconceito ideológico". Asociaciones de defensa de los derechos LGBTI+ también lamentaron la ausencia de temas como la salud sexual y reproductiva. En respuesta, el ministro Fernando Alexandre aseguró que "seria um retrocesso enorme se a educação para a sexualidade saísse das escolas" y que "não é verdade" que haya sido excluida, explicando que la materia será abordada de forma interdisciplinar. Justificó la eliminación de la identidad de género de las aprendizagens esenciales por ser una materia de "grande complexidade" para la cual los profesores podrían no estar preparados. La controversia se enmarca en la promesa electoral del primer ministro Luís Montenegro de "libertar" la disciplina de "amarras ideológicas", lo que la oposición interpreta como una alineación con las guerras culturales de la derecha radical.
